László Andraschek, de 55 años, vivía en un centro de acogida, en una localidad al oeste de Budapest. El indigente húngaro decidió comprar un billete de lotería con las últimas monedas que le quedaban y la suerte quiso poner de su lado, ya que se hizo con un premio de 2 millones de euros, con los que se compró una casa y un coche y ayudó a sus hermanos.
Su espíritu solidario ha ido más allá y, además de donar una cantidad importante a una ONG, el afortunado ha anunciado que está preparando una fundación para apoyar a gente sin recursos.